Por Sergio Pastrana D’Abbadie
Si hay un lugar en la Ciudad de México que ha evolucionado con el tiempo sin perder su esencia, ese es El Sella. Ubicado en una modesta y casi imperceptible esquina de la colonia Doctores, ha sido, por excelencia, un punto de encuentro para miles de comensales y conocedores.
Don José del Valle Caso (cuyo recuerdo está inmortalizado con su fotografía sobre la barra del bar) abrió las puertas de este local en 1950. Desde entonces, esta verdadera institución gastronómica ha sido atendida con el mismo cariño por tres generaciones de “Josés”, quienes han mantenido intacta la magia de su cocina y su servicio. Hablar de El Sella es hablar de tradición, calidad y consistencia en sus recetas originales, elaboradas con ingredientes excepcionales.
Comencemos con lo que muchos consideran el mejor chamorro de la ciudad, algunos del país y otros más del mundo. Jugoso, con una sazón que trasciende en el tiempo, suave y perfectamente cocinado, deshuesado o no. Se toma una tortilla, se añade la carne al gusto, un poco de limón, cebolla, cilantro, la clásica y única salsa roja, se remoja ligeramente en el jugo del plato y se disfruta de una experiencia inigualable.
Aunque el chamorro es imperdible, la carta es extensa: tortilla de papa, clásica o con chorizo; carne tártara, servida con pan blanco en triángulos; chorizo a la sidra, un clásico fundamental y de gran sabor; pierna Sella, pulpos a la gallega, flores de calabaza rellenas de queso de cabra, una variedad de cortes de filete y, si aún queda espacio, ate con queso, con o sin flama.
En cuanto a las bebidas, hay de todo y para todos, desde una cañita bien fría hasta un gobernador o un carajillo. La carta de vinos es breve pero concisa, con etiquetas de renombre que maridan a la perfección con los alimentos. Para los amantes de los digestivos, es de los pocos lugares donde se encuentra anís Machaquito. Y no puede faltar una mención especial a la “bata blanca”, el trago insignia de la casa: un vaso de agua de horchata con vodka (o con lo que se antoje), fresco y discreto.
El encanto de El Sella no solo está en la comida, sino en su ambiente relajado e informal, donde uno se siente como en casa. Aquí pueden encontrarse grupos de amigos disfrutando de una charla, parejas compartiendo una comida tranquila, extranjeros probando por primera vez las delicias del menú, hípsters redescubriendo la esencia de la CDMX o incluso ejecutivos cerrando un trato. Todos unidos por un servicio impecable.
El Sella, más que un restaurante, es un símbolo de tradición y calidad en medio del caos citadino. Un espacio donde el tiempo parece detenerse entre bocados, conversaciones y familia. Aquí no hay lujos innecesarios ni pretensiones, sino comida bien hecha, servida con la misma hospitalidad de siempre. Y eso, en una ciudad donde muchos lugares van y vienen, es digno de celebrarse .
Bar El Sella
Doctor Balmis 210, Doctores, Cuauhtémoc, 06720, Ciudad de México.
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