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Tras ser un lugar repleto de bares y antros, famoso para salir de fiesta los fines de semana, el Barrio Antiguo de Monterrey pasó por un periodo de relativo olvido y abandono del que ya lleva alrededor de una década intentando recuperarse. Tras esfuerzos importantes para reactivar la vida diurna, el comercio y la cultura –con la instauración, por ejemplo, de calles peatonales y la inclusión de corredores, mercados y museos–, el Barrio Antiguo cada día se llena más de color, sabor y negocios locales con propuestas diferentes y originales.


Si estás buscando opciones deliciosas, saludables y conscientes para desayunar, dirígete a Morelos 1031, donde están Boule, Mamá Poule y Beetle Coffee, tres propuestas que te harán muy feliz. Este concepto de tres lugares en uno empezó con una panadería especializada en el trabajo con masa madre (Boule) que creció hasta incorporar desayunos (Mamá Poule) y bebidas (Beetle Coffee). Los tres funcionan bajo el concepto de real food, pues los alimentos son elaborados a partir de ingredientes naturales, locales y nunca industrializados o ultra procesados. La dueña y fundadora de estos negocios, Cynthia Jaubert, nos comparte: “Nuestro enfoque es cuidar y crear conciencia sobre la importancia del microbioma, del cual hoy se sabe que es una categoría de órgano, al igual que los pulmones. Doy cursos de alimentación probiótica y panadería artesanal porque queremos que haya más gente que tenga conciencia de lo que come”.

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Para empezar, te recomendamos unos chilaquiles (rojos o verdes). Hechos con maíz azul nixtamalizado, frijoles y queso, te recordarán por qué este platillo es uno de los favoritos para desayunar en todo México. Si eres de quienes prefieren un huevito con machaca o ir a la segura con unos molletes, en Mamá Poule también puedes disfrutarlos, sobre todo si los pruebas con su salsa roja de chiles fermentados (échale con precaución, porque pica).


Acompaña tu desayuno con alguna de las bebidas que ofrece Beetle Coffee, como kéfir, kimchi, limonadas, tés, matchas, cafés, chocolates y bebidas elaboradas con un gramo de hongos adaptógenos. Nosotros te recomendamos probar alguna de las bebidas con hongos, ya sea con setas Reishi, Melena de León o Cordyceps.


“Hay mucha investigación reciente sobre los hongos adaptógenos, que cumplen funciones importantes en el cuerpo. Los japoneses tienen investigación sobre el Reishi en temas de prevención de cáncer; los chinos, en el Cordyceps, y en occidente sobre la Melena de León, que es la que tenemos regularmente”, comenta Cynthia al respecto.


Este negocio local tiene catorce años de experiencia, nueve de ellos en el Barrio Antiguo, a donde llegaron con el propósito de reinventar la dinámica de la zona con nuevas propuestas, pues como dice Cynthia: “Creemos que el Barrio Antiguo puede ser un lugar que puedes visitar sin que sea una opción que solo involucre alcohol, sino un lugar para ir con tu chica, tu abuelita, tu sobrina, etc.”.

 

 

 

Por eso, además de alimentos y bebidas artesanales, en Boule encontrarás mesas y estanterías repletas de libros (que van desde novelas clásicas y ensayos filosóficos hasta recetarios y manuales de alta cocina) que puedes tomar para disfrutar el rato que pases ahí.


Con tanta atención al detalle, es difícil no sentirse como en casa en este lugar, pues como dice Cynthia: “Si englobamos un concepto que nos defina sería ‘everything matters’, todo importa: importa lo que escuchas, lo que comes, lo que lees, todo importa. Es una filosofía de vida”.

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Tras un desayuno completo, no hay como una caminata tranquila en las calles del Barrio Antiguo, algunas de las cuales son empedradas y están rodeadas de uno que otro vestigio de las viejas casonas de la época del Virreinato de la Nueva España, pues el Barrio Antiguo nació alrededor de 1582 como el centro del Nuevo Reino de León. Si es domingo, te recomendamos dar un paseo por el callejón cultural que se instala en la calle Mina, en el que encontrarás artesanías, libros, antigüedades, música y un gran ambiente. Además, cualquier día de la semana puedes disfrutar de una caminata muy agradable por el cercano Paseo Santa Lucía, un circuito inspirado en el riverwalk de San Antonio, Texas.


Una vez que hayas hecho hambre de nuevo, te recomendamos dirigirte a Mariano Matamoros 929 para visitar Café Tierra Libre, una propuesta diferente en el corazón de una ciudad que tiene fama de carnívora. Aquí, además de comer rico y saludable, podrás encontrar un lugar tranquilo para trabajar, pasar el rato o conocer nuevas personas, ya que es el sitio favorito de artistas locales, estudiantes, maestros y maestras.

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Con quince años en Barrio Antiguo, Café Tierra Libre es uno de los negocios locales pioneros en proponer comida vegetariana, libre de crueldad y elaborada a partir de productos locales, de ahí su nombre: “Libre de carne, libre de crueldad, libre de prejuicios. Nuestra visión es poder controlar las cadenas de consumo tanto como sea posible para que todo el producto sea local y libre de crueldad”, dice Brenda Siller, dueña y emprendedora de Café Tierra Libre.


En una zona de puros bares y fiesta, Brenda y su pareja decidieron abrir un lugar para vivir el Barrio Antiguo de forma diferente. Café Tierra Libre cuenta también con cientos de libros para préstamo en el lugar, así como con obras de artistas locales, desde dibujos y pinturas hasta libros autopublicados.


“Hay una sección de escritores locales y hay clientes que organizan cursos de escritura, de lectura, etc. Las obras son de artistas que han expuesto en algún momento o de artistas locales, para que la gente los vea y los conozca”, comenta Brenda.

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Para abrir el apetito, te recomendamos empezar con las papas de galeana (cocidas y sazonadas con chile de árbol y cilantro) o con la coliflor al curry (con salsa de tomate picante). Después, no dejes de probar una de sus hamburguesas vegetarianas, ya sea su árabe falafel, la de soya o la portobello especial, todas acompañadas de papas fritas o una ensalada sencilla. Si no eres de hamburguesa, sus bagels o sándwiches (hechos con pan de barra artesanal de harina integral y mezcla de granos) también saciarán tu apetito. Para calmar la sed, pide una de sus sodas caseras (te recomendamos la de maracuyá). Por supuesto, vale la pena probar el café, pues Tierra Libre fueron los primeros del Barrio Antiguo en incorporar café de especialidad. Te recomendamos el Spiked Moka, un café espresso con leche espumada, chocolate mexicano, cáscara de naranja y especias. Acompáñalo con un vegan brownie (de chocolate semiamargo, harina de almendra y mix de nueces) para disfrutar la experiencia completa.

 

 

 

Si buscas un lugar más tradicional, con platillos carnívoros y muy mexicanos, te recomendamos darte una vuelta a Guillermo Prieto 938, sede de Fonda el Limoncito/Cuitoles, dos restaurantes que se fusionaron hace tres años para ofrecer una propuesta de comida norestense y huasteca en el mismo lugar. Abiud Ramos, uno de los socios, nos platica que la idea de abrir un lugar de cocina huasteca fue herencia de su mamá, originaria de San Luis Potosí (por eso el nombre que le dieron al restaurante huasteco es “Cuitoles”, que significa “niños” en tének, una lengua de la Huasteca Potosina).

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En este negocio local, que lleva seis años en el Barrio Antiguo, encontrarás deliciosos platillos tradicionales mexicanos, como las enchiladas con cecina, uno de los platos fuertes de la cocina huasteca, o la carne enchilada. De lado de la comida norestense, su plato estrella es el típico machacado, que aquí llaman “el blanquillo”: huevos con machaca, chilaquiles y frijolitos, pues también son especialistas en desayunos.

 

 

 

Conforme avanza la tarde, el Barrio Antiguo se llena de gente, sobre todo en fin de semana, y la vida se respira al máximo en las calles. Para pasar un rato agradable con amigos y amigas, familia o en compañía de un buen libro, te recomendamos pasar por José María Morelos 965 y visitar Galindos, una cafebrería bar (la primera en el Barrio Antiguo) con una deliciosa barra de cafés, postres y algo de mixología.

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En Galindos puedes sentarte en las mesitas de la calle como en un típico café parisino, en las cómodas mesas y sillones de su interior, o bien, en su terraza decorada con la obra plástica de una artista local. Si quieres un bocadillo y un buen café, te recomendamos probar uno de sus postres hechos en casa y acompañarlo con una de sus bebidas cold brew infusionadas por 20 horas.

 

Para cerrar la tarde, nada como un buen ambiente con música y cerveza artesanal. Para ello, el lugar ideal es Almacén 42, un taproom en el número 852 de la misma calle Morelos. Aquí puedes degustar hasta 42 cervezas artesanales mexicanas de todas las variedades y sabores, desde lagers estilo japonés, hasta indian pale ales con notas cítricas y complejas. Nacido de la necesidad de tener propuestas de cerveza artesanal en el Barrio Antiguo de Monterrey, Almacén 42 tiene ya siete años compartiendo una propuesta refrescante. Además de las cervezas nacionales, siempre en constante rotación, este negocio local tiene una buena carta de botanas y comidas, y una propuesta musical que cambia según el día. Como nos platica Alberto Herrera, emprendedor y socio de Almacén 42: “Todos los días hay un happening y es por género: los martes hay grupos de country; los miércoles, de rock clásico; los jueves son de jazz y los viernes de vinilos. Los sábados hay DJs con House y los domingos repetimos rock”.

 

Si te preguntas de dónde viene su peculiar nombre y la idea de integrar 42 cervezas diferentes, Alberto nos cuenta que surgió porque cuando decidieron rentar este lugar en el Barrio Antiguo temían que el concepto no pegara, así que optaron por conservar el sitio como mero almacén para los barriles de cerveza. Sin embargo, como el lugar tuvo buena acogida, tomaron la decisión de conservar la estética arquitectónica de un almacén e integrar el número 42 en honor al año al que se aprobó la primera licencia para producir cerveza por parte de la Corona en la Nueva España: 1542. Después de eso, la idea de incorporar 42 chelas distintas llegó por inercia, como cuenta Alberto: “Primero fue el nombre y después pensamos: ¿y si ponemos 42 cervezas diferentes?”.

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Todas las cervezas de Almacén 42 son mexicanas y, en su mayoría, son de productores locales, ya que como dice Alberto, veían que eso era lo que se necesitaba, que hubiera apoyo e impulso a la cerveza artesanal local. “Tratamos de trabajar con todas las que se puedan, de ser el escaparate de los productores locales o pequeños que no tienen su bar, que no tienen su taproom. Tratamos de estar siempre con ellos”, complementa Alberto.

 

 

Desde opciones healthy hasta comida típica mexicana y las mejores cervezas artesanales del país, una experiencia gastronómica completa y para todos los gustos te espera en el Barrio Antiguo de Monterrey

 

 

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