La reforma eléctrica forma parte de un conjunto de propuestas que buscan reducir la dependencia de México de fuentes de energía importada para asegurar la estabilidad de precios a empresas y hogares, y reducir los efectos de la volatilidad de los precios internacionales o el tipo de cambio. Para lograr esta soberanía, la reforma propone encargar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) un rol preponderante en la generación y transmisión de energía eléctrica, limitando la participación del sector privado.
El futuro de la energía eléctrica
Si bien esta medida puede generar mejores precios a corto plazo, Oxford Economics considera que las implicaciones a futuro podrían incluir un aumento de costos debido a la transición tardía hacia las energías renovables.
Para las PyMEs, la mayor oportunidad que abre esta reforma eléctrica es volverse proveedoras de CFE, que rápidamente cimentará su estatus de monopolista de facto en el mercado. Por ejemplo, cabe esperar que el incremento de inversión pública para la renovación de las plantas de generación y la extensión de canales de distribución, incluso en regiones donde la baja demanda había generado deficiencias en el sector, abra nuevas oportunidades de negocio para proveedores de CFE fuera de los grandes centros urbanos e industriales del país.
Sin embargo, el principal consejo por el momento es mantener el pragmatismo y no tomar medidas radicales, ya que falta un largo y complejo proceso político para saber cuáles serán el destino y la forma finales de la reforma.
Conoce más datos sobre los dilemas y las oportunidades de la nueva reforma eléctrica en México en esta infografía de Oxford Economics para Business Class.
*La información, el análisis y las opiniones plasmadas en esta nota son responsabilidad de Oxford Economics y no reflejan la opinión de American Express.