El primer impulso suele ser aceptar la oferta, pues podemos pensar que más crédito significa más dinero disponible para gastar. Sin embargo, antes de acceder hay que ponderar diversos factores para estar seguros de que este beneficio realmente nos conviene.
¿Necesitas un crédito más alto?
Recuerda que tener la posibilidad de gastar más no significa que tengas que hacerlo. Antes de aceptar el aumento, pregúntate cuáles son tus necesidades de gasto. Por ejemplo: si eres una persona física que usa la tarjeta para gastos personales, te conviene tener una tarjeta de las llamadas “Clásicas”; si tienes actividades empresariales y usas el crédito para cubrir algunos gastos del negocio, te conviene subir a un producto “Oro”, y aún más te convendría explorar la posibilidad de una Tarjeta Corporativa; si tus gastos incluyen viajes de trabajo constantes, un producto “Platinum” es más adecuado. Como puedes ver, no se trata sólo de aumentar la línea de crédito, sino de estudiar los beneficios que el aumento puede traer aparejados.
Piensa en tu historial a futuro
Tener una tarjeta de crédito con un límite más alto puede traer beneficios futuros: otras instituciones podrán ver la información de tu buen comportamiento en el Buró de crédito y entonces podrás acceder con mayor facilidad a créditos más altos, como son automotrices o inmobiliarios. Sin embargo, ten en cuenta que si por alguna razón no puedes cubrir el total de tu mensualidad, esta información también se reflejará en el Buró, y esto influirá de manera negativa en las próximas solicitudes que hagas.
Pago mínimo
Recuerda que al aumentar tu línea de crédito, también aumentará el monto del pago mínimo. Es por ello que debes calcular muy bien la cantidad que puedes pagar mensualmente antes de aceptar el incremento.
Aprende a administrar tus finanzas
Un parámetro que puede guiarte para saber qué tan conveniente es para ti el incremento es que tus deudas totales no deben rebasar el 30% de tu ingreso disponible.
FUENTES: