Más que sólo ganar cierta cantidad de dinero, los millennials desean tomar decisiones en las empresas donde trabajan, y que la remuneración sea equitativa con sus responsabilidades. Básicamente, les importa mucho el equilibrio entre empleo y calidad de vida. En este sentido, la Universidad de Pennsylvania hizo un estudio que mostraba que los empleados más innovadores son los más felices, además de los más productivos. Por otro lado, una empresa que ofrece estas posibilidades de desarrollo a sus equipos de trabajo crea un vínculo afectivo con sus empleados que evita el problema de la rotación de personal.
¿Qué conforma el salario emocional?
Algunos ejemplos de políticas laborales que fomentan el salario emocional son los siguientes:
- Beneficios sociales, seguros, planes de jubilación.
- Reconocimiento en el trabajo.
- Flexibilidad de horarios.
- Home Office: reuniones por Skype, documentos compartidos, trabajo que se puede generar desde la casa.
- Formación alternativa como talleres o idiomas.
- Guarderías para niños.
- Días libres.
- Posibilidad de involucrarse en proyectos de responsabilidad social.
Saber cómo está funcionando la organización en estos aspectos es muy importante, y se puede recurrir a una consultoría empresarial para llevar a cabo un diagnóstico y encontrar estrategias que fortalezcan el salario emocional que ofrece nuestra compañía. Hay que tener en mente que las nuevas generaciones priorizan un balance adecuado entre su realización como personas y las actividades que llevan a cabo en su trabajo, de modo que siempre tengan espacio para vivir.
Fuente:
As.com
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