Este tipo de servicio es algo común para las Empresas grandes, pero no ocurre lo mismo con las pequeñas y medianas debido a una serie de prejuicios. La realidad es que contratar una consultoría puede traer grandes beneficios para Empresas de todos los tamaños.
El prejuicio del costo
Las PyMES suelen ver la consultoría empresarial como un gasto muy alto que sólo pueden hacer las Empresas de gran tamaño. Es cierto que hay consultoras con presencia global que pueden ser muy costosas, pero también existen otras opciones. Lo primero es no cerrarse a la posibilidad, definir objetivos e investigar alternativas: hay consultoras especializadas en ciertos giros de negocio o en ciertas áreas de las Empresa, desde finanzas, hasta recursos humanos. La clave está en encontrar la opción a la medida de la Empresa.
La falta de confianza
Es común que los emprendedores piensen que nadie conoce su negocio como ellos, y por lo tanto, las decisiones en las PyMES suelen ser tomadas por una sola persona. Una consultoría empresarial aporta una nueva perspectiva, capaz de identificar oportunidades y riesgos que el empresario no detecta. Además, el dueño o fundador de la organización puede ser un experto en su giro comercial, pero tal vez las necesidades de la Empresa se hallan en otra área, como mercadotecnia o sustentabilidad.
La falta de tiempo
Puede que el pequeño o mediano empresario piense que su negocio ya da mucho de qué ocuparse como para además atender el tema de una asesoría externa. Es cierto que una consultoría empresarial requerirá algo de tiempo, pero en realidad la clave está en la confianza que la Empresa pueda depositar en ella para proporcionarle acceso a toda la información que requiera y dejarla trabajar. Si el consultor puede moverse libremente, llevará a cabo su trabajo sin demandar mucho tiempo de la dirección. Obviamente, aquí también radica la importancia de elegir cuidadosamente a la Empresa o persona experta que brindará el servicio.
Ayuda durante el crecimiento
Contar con una asesoría especializada puede ser vital en tiempos de crisis, pero cuando un negocio está en expansión, suele ser cuando más útil se vuelve una consultoría empresarial. Con el crecimiento surgen nuevas necesidades que están más allá del core business de la PyME: se complejiza la administración, se requiere de innovación tecnológica, hay que aumentar las medidas de seguridad, etc., y puede que no haya nadie dentro de la organización con los conocimientos necesarios para manejar estos temas. En una situación así, la experiencia del consultor puede ser la guía para que la Empresa trace una estrategia adecuada.
FUENTES: