Según el estudio Needs Assessment, realizado por la Cherie Blair Foundation for Women, el 70% de las mujeres emprendedoras mexicanas ha buscado financiamiento para hacer crecer sus Empresas, pero en lugar de hacerlo a través de productos financieros diseñados específicamente para PyMES, la mayoría lo hace a través de tarjetas de crédito personales, lo que conlleva tasas de interés mayores a las que tienen las líneas de crédito corporativas.
Son varios los motivos por los que las emprendedoras prefieren sus plásticos a buscar financiamiento con inversionistas o a través de créditos empresariales: por un lado, las altas tasas de interés y la falta de productos adecuados; por otro, han recibido respuestas negativas con argumentos como falta de aval, de solvencia, o que no cuentan con la suficiente experiencia empresarial.
Falta de capital emprendedor
No son poco comunes las historias de mujeres emprendedoras que tienen un socio, y al asistir a entrevistas con inversionistas potenciales, estos dirigen todas sus preguntas al hombre. Tampoco faltan las situaciones en que en lugar de recibir preguntas sobre su negocio, enfrentan cuestionamientos sobre su nivel de compromiso empresarial, su estado civil o sus planes de maternidad.
La realidad es que el universo emprendedor, desde los empresarios hasta los inversionistas, es mayoritariamente masculino: según el INEGI, las mujeres representan apenas el 16% del sector empresarial, y en las firmas de venture capital la participación directiva de las mujeres es de apenas 38%.
Según la start-up Apli, apenas el 12% de las Empresas que reciben dinero de fondos para emprendedores en México tienen alguna mujer entre sus fundadores, y aunque las cifras son mejores en otras latitudes, el panorama no deja de ser negativo: el porcentaje en Estados Unidos es del 16.9%, mientras en Europa es del 16.1%.
Para revertir esta situación, hace falta que gobiernos e instituciones financieras desarrollen productos específicos para mujeres emprendedoras, así como iniciativas para acercarlas a inversionistas potenciales y asesores de negocios, es decir, para ayudarlas a aumentar su red de contactos empresariales. La ventana de oportunidad existe: en México emprenden un negocio 1.1 mujeres por cada hombre que lo hace, es decir, la mayoría de l@s emprendedor@s del país son mujeres.
Brecha de género en TI
Aunque es cierto que a nivel mundial la brecha de género en el emprendimiento va cerrándose poco a poco, hay un foco rojo encendido en el campo de la tecnología. Considerando que las tecnologías de la información son uno de los sectores con mayor perspectiva de crecimiento en el futuro, es un dato preocupante que apenas el 2% de las mujeres emprendedoras esté arrancando negocios en este ramo. Esto es parte del contexto de un sector en el que las mujeres tienen muy poca presencia. Una probable solución es alentar que, además de mujeres que inicien negocios, haya inversionistas mujeres en la industria, de modo que esto se traduzca en fundadoras y directivas en Empresas del ramo, que fomenten a su vez la contratación de mujeres.
Compromiso conjunto
La solución de la falta de inversiones para las iniciativas empresariales de mujeres no está sólo en ofrecer un “piso parejo” desde el que se financien las mejores start-ups, sin importar si son de hombres o de mujeres emprendedoras, ya que ellas entran en desventaja debido a una configuración social que todavía tiene atrasos en cuanto a equidad de género en temas como acceso a la educación, salarios, capacidad de ahorro, responsabilidades en el cuidado de los hijos, prejuicios de género, etc. En cambio, debe haber una voluntad de reducir la brecha de género y aumentar las oportunidades para las mujeres. Esto sólo puede lograrse mediante la corresponsabilidad de gobiernos, instituciones financieras, inversionistas y de l@s mism@s emprendedor@s.
FUENTES:
www.expansion.mx